Los fármacos para la “pérdida de peso” son la solución a la obesidad.

Seguimos con los domingos de Desmintiendo Mitos de Nutrición, en este post hablo sobre el mito «los fármacos para la «pérdida de peso» son la solución a la obesidad» 🔍❌

¿Cuáles son estos fármacos?

• • Los fármacos para pérdida de peso que están actualmente tan de moda son la Semaglutida (nombre comercial: Ozempic), la Liraglutida (nombre comercial: Saxenda) o la Tirzepatida (nombre comercial: Mounjaro).
  • Se han puesto tan de “moda” porque se han visto reducciones de peso significativas en las personas que los toman, tengan o no diabetes tipo 2.
  • Sin embargo, llevan utilizándose desde hace años en pacientes con diabetes tipo 2 ya que mejoran dicha condición.
  • A día de hoy sólo se indican para aquellos casos de obesidad más complejos y se comercializan en formato de pastilla e inyectable (de ahí también el mayor “auge”).

¿Cómo funcionan?

• • • Son análogos del GLP-1, es decir, del péptido similar al glucagón 1.
    • El GLP-1 es una hormona que se sintetiza en las células L intestinales del intestino delgado cuando hay presencia de nutrientes en este.
    • Una vez llega a la circulación promueve la síntesis de insulina e inhibe la secreción de glucagón, el vaciado gástrico y el apetito.
    • Es decir, su efecto radica en una potente supresión del apetito que conlleva una menor ingesta de calorías que se traduce a la larga en una pérdida de peso.

¿Son útiles para la pérdida de peso?

• • • SÍ, se han visto pérdidas desde un 5% hasta un 20% aproximadamente del peso inicial.
    • No obstante, sino se acompañan de una mejora en los hábitos de alimentación y ejercicio físico, una vez se cesa la toma del fármaco se recupera el peso perdido al cabo del tiempo e incluso en algunos casos se supera el peso previo al tratamiento.
    • La recuperación del peso tras dejar de tomar el fármaco se debe a que el apetito ya no se vé suprimido y sino se han aprendido buenos hábitos alimentarios y de ejercicio, se vuelven a retomar los malos hábitos de vida que se tenían antes del tratamiento y por tanto se empiezan a consumir más calorías, lo que se traduce en una ganancia de peso corporal.

¿Son la solución a la obesidad?

• • • Probablemente no. La obesidad es una enfermedad multifactorial y a pesar de que el exceso de grasa corporal se explique fundamentalmente por un mayor consumo de calorías respecto a las calorías gastadas por el organismo, existen muchos otros factores que afectan al exceso de grasa corporal que no se explican por la teoría simplista de “calories in, calories out”.
    • Obviamente son de gran ayuda en pacientes con un exceso de grasa corporal muy elevado, en quienes la aplicación de hábitos dietéticos y de ejercicio físico por sí sola no suele ser suficiente para conseguir la pérdida de grasa necesaria para gozar de un buen estado de salud.
    • Sin embargo, como la mayoría de fármacos, no están exentos de efectos secundarios y adversos, de hecho tienen bastantes, entre ellos destacan la pérdida de masa muscular excesiva, efectos gastrointestinales moderados y efectos gastrointestinales y hepatobiliares graves.

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La obesidad es un problema de salud mundial y epidémico, llevamos años intentando encontrar soluciones óptimas para reducirla y hasta el momento lo que hemos conseguido es que siga aumentando su prevalencia hasta un 50% en la mayoría de países desarrollados.

Estos fármacos son por supuesto un avance en su tratamiento y pueden ser de gran ayuda en los casos más complejos de obesidad.

Sin embargo, hacen falta muchos más estudios acerca de sus efectos sobre la salud a largo plazo, el rango de peso sobre el que es seguro utilizarlos, la dosis óptima con menos efectos adversos, etc.